Cada cuánto tiempo hace falta lavar el edredón y cómo hacerlo en casa

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ABC Familia


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Con las bajas temperaturas del invierno no hay cama que no cuente con un buen edredón para poder dormir a pierna suelta y sentirse bien descansado al día siguiente. Sin embargo, muchas personas dudan a la hora de plantearse cuándo necesitan una limpieza y si se puede hacer en casa o si es necesario llevarlos siempre a la tintorería. Desde Mr Jeff, start up española de franquicias internacionales de lavandería, explican algunos trucos a tener en cuenta para limpiarlo en casa y poder descansar sin preocuparte del frío.

Aseguran que aunque pensamos que el pijama, las sábanas y las fundas nórdicas hacen de escudo, las bacterias llegan igual hasta el edredón. De hecho, un edredón que lleva un año sin pasar por la lavadora o la tintorería puede contener más de 20.000 ácaros del polvo, que pueden afectar a nuestra salud.

Además, siempre es recomendable utilizarlo junto a una funda nórdica que los proteja de manchas, sudores y residuos varios, para evitar esta acumulación. Por este motivo, los expertos recomiendan lavar el edredón cada seis meses o, como mucho, una vez al año.

¿Cuándo y cómo lavarlos?

Si decides hacer la guerra por tu cuenta, tendrás que elegir el tipo de limpieza en base a dos factores: el tipo de edredón que tengas y lo grande que sea tu lavadora. Tanto los edredones rellenos de materiales naturales (por ejemplo, las plumas y el plumón) como de sintéticos se pueden lavar en casa, siempre y cuando se tenga en cuenta la capacidad de los equipos de lavado y secado (que no se vean forzados), ya que pueden estropearse. Por ejemplo, una lavadora con un tambor con capacidad de 9 kilos debería ser más que suficiente para un edredón de talla king.

Lo siguiente que aconsejan es mirar con atención la etiqueta. Este tipo de tejidos no debe lavarse a temperaturas superiores a los 50ºC, por lo que, ante la duda lo mejor será elegir el programa frío. A la hora de elegir el detergente también hay que tener cuidado. Siempre deben utilizarse productos especiales para ropa delicada y nunca suavizantes o productos que incluyan lejía o abrillantador que podrían debilitar el tejido. Si la prenda aparece grisácea y arrugada después del lavado no debemos preocuparnos, un buen secado devolverá su apariencia mullida habitual.

¿La clave? Secarlo bien

Lo mejor es secarlos de forma concienzuda, ya que de lo contrario el relleno podría empezar a pudrirse. Los edredones de relleno natural deberán secarse siempre en la secadora, mientras que los de relleno sintético sí se pueden secar al aire libre. En este caso, se recomienda hacerlo siempre evitando un contacto directo con el sol.

En caso de optar por una secadora debe prestarse especial atención a la temperatura del proceso. Además, introducir dos o tres pelotas de tenis junto al edredón puede ayudar a redistribuir las plumas en su interior y evitar que se apelmace. Una vez que haya concluido el ciclo, hay que esperar a que se enfríe y ventile para revisarlo a detalle y cerciorarnos de que está completamente seco.

Si es necesario repetir el ciclo de secado es fundamental asegurarnos de que las zonas húmedas queden expuestas y no en el centro comprimidas o apretadas al introducirlas de nuevo en la secadora. Es muy importante que la prenda quede completamente seca antes de guardarla o volverla a poner en la cama para así evitar la proliferación de bacterias u otros microorganismos que aprovechan ambientes húmedos.

Tips para mantenerlo perfecto

Sin duda, un buen mantenimiento es el mejor cuidado que se le puede dar a un edredón y, además, nos permitirá lavarlo con menos frecuencia. En este sentido, se recomienda usar siempre una funda nórdica para mantenerlo limpio y evitar las filtraciones de polvo. Los expertos de Mr Jeff recomiendan lavar las fundas una vez por semana para mantener las bacterias a raya. Otra recomendación es sacudirlo con frecuencia para oxigenar su interior. Cuando vayamos a guardarlo en el armario porque llega el calor debemos almacenarlo en su funda original o, en caso de no disponer de ella, en una de algodón para prevenir que las plumas entren en contacto con el polvo.

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